La impotencia masculina, o disfunción eréctil, tiene una incidencia elevada, afectando a varones de diferentes edades. La causa de este proceso puede ser orgánica (enfermedades vasculares, neurológicas o endocrinas) o psicógena. En estos pacientes se debe realizar un estudio diagnóstico con la finalidad de conocer el origen de la disfunción eréctil (exploración física, análisis clínicos, eco-doppler, etc.).
Actualmente se dispone de tratamientos farmacológicos con excelentes resultados (fármacos orales, fármacos intracavernosos, etc.) y dispositivos de vacio, pudiendo precisarse en algunos casos la colocación de una prótesis de pene.
Las ondas de choque de baja energía es un tratamiento recientemente introducido para el tratamiento de la disfunción eréctil, obteniendo su mayor éxito en disfunciones de origen vascular (hipertensos, diabéticos, coronarios, añosos, etc).
En diversos estudios se ha comprobado la recuperación de erecciones de buena calidad en pacientes que precisaban anteriormente el uso de medicación oral para obtener erecciones satisfactorias.
Por otro lado, muchos pacientes que responden poco o nada con los fármacos orales, pueden obtener erecciones de buena rigidez con estos fármacos después del tratamiento con las ondas de choque de baja potencia. La tasa de respuesta satisfactoria en pacientes con respuesta inadecuada a los fármacos orales es de aproximadamente el 50%.